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Beneficios del ejercicio físico en pacientes con cáncer de mama

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Mucho se ha publicado sobre cómo el ejercicio físico y una dieta equilibrada junto a otros hábitos de vida saludables podrían llegar a evitar hasta un 40 por ciento de los cánceres, entre ellos el de mama. Pero aún podemos encontrar pocos artículos como este: Cáncer De Mama: Ejercicio Físico Y Estiramientos que abordan la importancia de la actividad física durante y después del tratamiento del cáncer.

Por esta y otras razones, muchas pacientes desconocen los múltiples beneficios que el ejercicio físico tiene a lo largo de las diferentes etapas o fases del tratamiento para cáncer de mama.

El cáncer de mama en cifras

Según datos extraídos del informe anual titulado «Las cifras del cáncer en España» elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica se estima que en 2020 se diagnosticaron un total de 32.953 pacientes con cáncer de mama.

De hecho una de cada ocho mujeres corre el riesgo de desarrollar este tipo de tumor en algún momento de su vida, siendo la franja más frecuente de edad a partir de los 75 años. Si bien, también existe un alto grado de incidencia entre el grupo de mujeres con edades comprendidas entre los 45 y los 65 años debido, entre otros factores, a los cambios hormonales relacionados con la menopausia.

Por ello, es muy importante recalcar que para prevenir este y otros tipos de cáncer debemos mantener un modo de vida activo, evitar el sedentarismo y hábitos nocivos para nuestra salud como el exponerse al sol sin ningún tipo de protección, abusar del alcohol o el tabaquismo.

Pero también es importante divulgar otros beneficios más desconocidos del ejercicio físico como el hecho de ser una herramienta más a nuestro favor en la lucha contra el cáncer.

Beneficios del ejercicio físico en la lucha contra el cáncer de mama

La actividad física regular puede ser un valioso aliado para combatir los efectos del cáncer de mama.

Hacer deporte o ejercicio físico es seguro y factible en todas las fases del tratamiento. Incluso después del mismo. Eso sí, las rutinas de entrenamiento deben ser supervisadas siempre por un profesional y el nivel de esfuerzo adaptarse a cada caso y paciente.

Incrementa la tasa de supervivencia y las perspectivas del tratamiento

Si bien, debemos dejar claro que el ejercicio físico por sí mismo no es una cura para el cáncer, si actúa como un tratamiento coadyuvante a la medicina convencional mejorando las perspectivas y la tasa de supervivencia a esta enfermedad. Del mismo modo, ayuda a prevenir otras enfermedades asociadas al cáncer.

Mejora la calidad de vida del paciente

La práctica deportiva moderada mejora considerablemente la calidad de vida del paciente. Por ejemplo, le ayuda a tolerar mejor el tratamiento paliando efectos secundarios del mismo como el cansancio, los dolores articulares, las posibles limitaciones funcionales de nuestras extremidades…

Ayuda a tolerar mejor el tratamiento

De hecho, las personas que practican actividad física de forma habitual están más preparadas para enfrentarse con mayores garantías a tratamientos tan agresivos como la quimioterapia siendo capaces de soportar mejor sus efectos secundarios.

Favorece la motivación y eleva la autoestima

No debemos olvidar que cuando hacemos ejercicio se liberan en nuestro cerebro unas sustancias llamadas endorfinas que nos ayudan a sentirnos mejor propiciando una sensación de bienestar general que eleva los niveles de autoestima y la motivación, algo clave en todas las fases del tratamiento contra el cáncer.

Previene el linfedema

Pero además, el ejercicio físico es esencial para la prevención y reducción del linfedema ya que mejora tanto el drenaje linfático como el el flujo sanguíneo.

Podríamos definir el linfedema como la incapacidad del sistema de sistema linfático de depurar y transportar la linfa, todo ese líquido que ha bañado las células donde ha habido intercambio entre los capilares y que se ha llenado de elementos de desecho afectando especialmente a los brazos y las piernas en el caso de personas que han recibido tratamiento para cáncer de mama.

Ayuda a recuperarse físicamente mejor y antes tras el tratamiento

Por otro lado, no debemos olvidar que cuando ha habido una cirugía el hombro sufre mucho viéndose muy afectado su rango de movilidad. Gracias a la realización de estiramientos y distintos ejercicios podremos recuperar el rango de movimiento normal del hombro previniendo a su vez el dolor en las articulaciones, las limitaciones funcionales y la debilidad muscular.

Previene la cardiotoxicidad

Del mismo modo, nos ayuda a prevenir la cardiotoxicidad (disfunción del músculo cardiaco a causa de la exposición a tratamientos como la quimioterapia o radioterapia). Al aumentar el trabajo del corazón mediante el ejercicio físico mejoraremos la función cardiaca reduciendo esta cardiotoxicidad.

Si bien, es muy importante comenzar con ejercicios de baja intensidad, por ejemplo caminatas lentas, rutinas de estiramientos y ejercicios sencillos y progresar gradualmente las cargas de trabajo siempre bajo la supervisión de un profesional.

Por ello, si deseas comenzar un programa de ejercicios durante tu tratamiento contra el cáncer de mama informa a tu médico y acude a un centro o clínica de oncología integrativa. Sus profesionales elaborarán un plan individualizado con rutinas de ejercicios adaptadas a tu nivel físico y a las necesidades particulares de pacientes de cáncer de mama como tú.