Una buena refrigeración, incluso mientras viajas, no sólo hará que tus alimentos duren más y conserven plenamente sus cualidades organolépticas (sabor, apariencia, olor, etc.); sino que es esencial para evitar la proliferación de determinados microorganismos patógenos muy peligrosos para nuestra salud.
Como dato a tener en cuenta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en unos 600 millones el número de personas que cada año enferman por el consumo de alimentos contaminados, en muchos casos debido a una maña conservación de los mismos.
De ahí a importancia de conservar adecuadamente bebidas y alimentos en cualquier circunstancia, especialmente frutas, verduras y otros alimentos perecederos así como las carnes y pescados sin procesar.
Por ello, para mantener bien refrigerados tus alimentos y bebidas mientras haces un viaje te recomendamos que compres «las mejores neveras para el coche». Existen varios modelos, marcas y precios, pero ten en cuenta que debes escoger algo de calidad.
Pese a que a veces no le concedemos la importancia que le merece, la correcta conservación de los alimentos es un tema muy serio, al que se le suele prestar mucha atención en los meses en los que el calor aprieta pero se descuida en otras épocas del año.
Si bien, el calor es un factor determinante para el crecimiento y proliferación de determinados microorganismos que pueden estar presentes en los alimentos y bebidas que vamos a consumir, existen otros factores como la luz, el aire o la humedad que también influyen en el desarrollo de determinados microorganismos, particularmente de bacterias patógenas, las cuales son la principal causa de enfermedades relacionadas con el consumo de alimentos contaminados.
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Riesgos para la salud asociados al consumo de alimentos mal conservados
Las bacterias, junto a los virus y los parásitos son la fuente más común en la mayoría de los casos de intoxicación alimentaria. Muchos de estos casos se dan a raíz de una mala conservación de los alimentos.
Algunas bacterias, en pequeñas cantidades, no resultan dañinas para la mayoría de personas, especialmente en el caso de adultos sanos, ya que nuestro organismo cuenta con mecanismos de defensa para combatirlas.
El problema surge cuando ciertas bacterias y otros patógenos dañinos se multiplican rápidamente alcanzando grandes concentraciones, algo que puede suceder cuando se ha conservado mal los alimentos o se ha roto la cadena del frío en el caso de los congelados.
En algunos casos los alimentos contaminados presentan un aspecto, sabor u olor diferente al habitual. Lo que nos indica que no deberíamos consumirlo.
Pero otras veces, estos alimentos contaminados no huelen ni tienen un sabor diferente que nos alerte de su contaminación.
Dado que estos patógenos no se ven, es muy importante ser muy cuidadosos a la hora de manipular los alimentos pero también a la hora de conservarlos, especialmente en circunstancias particulares como cuando realizamos un viaje o un trayecto en coche, sin importar la duración del mismo.
Cómo saber si tienes una intoxicación alimentaria
Los síntomas de intoxicación alimentaria varían mucho dependiendo del patógeno causante de la misma.
A veces se manifiestan muy rápido, como pasados 20 o 30 minutos tras haber ingerido el alimento contaminado.
Otras veces los síntomas aparecen pasadas varias horas, o incluso, días después de haber consumido la comida o bebida contaminada.
Del mimo modo, la gravedad de estos síntomas de intoxicación alimentaria puede variar mucho.
En algunos casos, se sufre un leve dolor de barriga y náuseas, en otros se experimentan fuertes calambres en el estómago o se tiene fiebre.
Si bien, los síntomas de intoxicación alimentaria más comunes son:
- Dolor de barriga
- Calambres en el estómago
- Náuseas y Vómitos
- Diarrea líquida o con sangre
- Fiebre
¿Qué hacer si sufro una intoxicación alimentaria?
En casos leves de intoxicación alimentaria, lo recomendable es aumentar el consumo de líquidos para prevenir la posible deshidratación causada por la diarrea o los vómitos.
Pero, si se experimentan síntomas graves como:
- Fiebre alta (superior a 38º C)
- Vómitos frecuentes
- Fuerte dolor y/o alambres abdominales intensos
- Una diarrea que dure más de tres días
- Presencia de sangre en las heces
- Deshidratación: sed excesiva, sequedad de boca, escasa orina
- Mareos, desorientación, etc.
- Debilidad muscular y/o hormigueo en las extremidades superiores
Si observamos estos síntomas graves propios de una intoxicación alimentaria, es muy importante buscar atención médica con urgencia. Especialmente en el caso de niños, mayores o personas cuyo sistema inmunitario se encuentre debilitado debido a alguna enfermedad o condición médica.