A la hora de escoger una residencia de ancianos podemos diferenciarlas según diferentes aspectos. Una de las diferenciaciones más claras que podemos hacer para las residencias de ancianos pasa por distinguir entre las residencias públicas y las residencias de ancianos privadas. A continuación te contamos en qué consisten ambos tipos de residencias y en qué se diferencian las residencias de ancianos públicas y las privadas.
Las residencias de ancianos públicas
Las residencias de ancianos públicas son las residencias de titularidad de la Administración. Las plazas públicas en las residencias de ancianos están financiadas por las Comunidades Autónomas o por los Ayuntamientos.
Para poder entrar en este tipo de residencias se deben cumplir algunos requisitos que cambian dependiendo de las Comunidades Autónomas en que se encuentren emplazadas. En estos casos, tal y como nos han explicado desde varias residencias de ancianos en Valencia algunos expertos a los que hemos consultado, es importante tener en cuenta el procedimiento de solicitud de plaza establecido por la Ley en cada residencia de ancianos.
Lo más común si tenemos en cuenta los precios de las residencias privadas y el importe de las pensiones es apostar por las residencias públicas. El plazo de espera para conseguir plaza en una residencia pública es bastante más largo que el plazo necesario para poder conseguirla en una residencia privada o de pago. Para poder acceder se deben cumplir unos requisitos que presentamos a continuación. En primer lugar es necesario ser mayor de 65 años o mayor de sesenta si tenemos alguna dependencia severa o moderada.
No se puede precisar atención médica con hospitalización ni sufrir trastornos graves a nivel mental que pudieran provocar conductas que afecten negativamente a la convivencia en la residencia. Es necesario llevar dos años empadronado en el municipio al que pertenece la residencia en la que se quiere solicitar la plaza y es necesario también en algunos casos obtener el grado de dependencia II o superior.
También es fundamental no haber recibido sanciones con expulsión en otras residencias públicas y alcanzar una puntuación concreta teniendo en cuenta el baremo correspondiente para poder ingresar en una residencia. Asimismo, es necesario ser pensionista del sistema público de pensiones, cónyuge de pensionista o contar con derecho a las prestaciones sociales del Imserso, según las leyes o convenios internacionales vigentes en cada momento.
Las residencias de ancianos privadas
Por otro lado, encontramos las residencias de ancianos privadas. Se trata de residencias que cuentan con todas las autorizaciones requeridas por parte de los Organismos Públicos, pero cuya titularidad está en manos de empresas privadas.
Estas residencias ofertan plazas privadas y públicas en la mayoría de casos. Las plazas privadas son aquellas en las que los usuarios deben asumir de forma íntegra los costes de la plaza.
Del mismo modo, algunas residencias privadas cuentan con plazas públicas residenciales que pertenecen a la administración. También puede suceder que la residencia tenga un acuerdo de colaboración con la administración y oferte algunas plazas públicas. Cuando una residencia privada oferta plazas públicas, se les denomina residencias colaboradoras o residencias concertadas.
En estos casos, para acceder a las plazas privadas de las residencias simplemente se debe cumplir con los requisitos concretos que exija cada centro y se debe poder afrontar la cuota mensual establecida. Para acceder a las plazas públicas de las residencias privadas se deben cumplir los requisitos de acceso y seguir los procedimientos establecidos para el acceso a las plazas públicas.
Las residencias privadas pueden pertenecer a compañías de seguros a grupos hoteleros, a empresarios, a fundaciones o a asociaciones, entre otros supuestos. Estas residencias pueden acoger a personas mayores con ingresos reducidos con las plazas públicas o mediante ayudas del estado, aunque también cuentan con plazas privadas de libre acceso simplemente cumpliendo con los requisitos y pagos establecidos.
La diferencia de precios entre las residencias de ancianos públicas y las residencias de ancianos privadas se explica debido al número y a la calidad de los servicios ofrecidos, pero también por la asignación o no asignación de ayudas financieras públicas. De esta manera, las residencias privadas con tarifas más altas cuentan con listas de espera mucho más pequeñas, con lo que, mientras conseguir una plaza gratuita en una residencia pública puede costarnos varios años será raro ver una lista de espera de más de seis meses en una residencia de ancianos privada.
Las residencias privadas suelen contar con instalaciones muy nuevas e incluso suelen admitir animales y cuentan con multitud de servicios. La mayoría de ellas son modernas y ofertan actividades originales, además de contar con jardines amplios y más zonas comunes que las residencias públicas.
Del mismo modo, cabe reseñar que el sector privado está en auge y cuenta con más medios que el sector privado para poder financiar la renovación y la construcción de residencias de ancianos, siendo la mayoría de centros para ancianos que se han creado en los últimos años de titularidad privada.
Por último, es importante tener en cuenta que es posible escoger entre residencia pública o privada según nuestros recursos y necesidades, pero siempre valorando que las residencias públicas, al resultar mucho más económicas y en la mayoría de casos incluso gratuitas, cuentan con listas de espera de varios meses o años para lograr obtener una plaza.