La hipoacusia afecta a más del 5% de la población mundial y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la tercera patología que lleva a algún tipo de discapacidad. Por tanto, las personas con pérdida parcial o total de la audición, ven afectada su calidad de vida.
Para reducir el impacto de la hipoacusia en tus actividades diarias, lo mejor es contar con un diagnóstico a tiempo. De esta manera, el especialista podrá determinar el tipo de problema auditivo que tienes, su grado y la mejor solución para mejorar tu audición.
En este sentido, los audiólogos y otorrinolaringólogos realizan una serie de pruebas auditivas, que les permiten evaluar la audición de los pacientes. Las mismas incluyen tanta revisión física del oído como exámenes de sonido, no causan dolor y son necesarias para determinar tu tipo y grado de hipoacusia.
Índice
1. Anámnesis
Esta es la primera fase de las pruebas y consiste en realizar una exploración clínica del paciente, mediante una entrevista. En esta, el especialista indaga sobre los antecedentes familiares relacionados con la hipoacusia o la presencia de enfermedades que puedan estar relacionadas con esta.
Se explora sobre el momento en que la persona comenzó a percibir su pérdida auditiva, si apareció de forma gradual o repentina y la evolución de la misma. Además, se busca relación con otros síntomas que afecten al oído, como uso de medicamentos ototóxicos o exposición a ruidos fuertes.
2. Otoscopia o videotoscopía
Se hace una evaluación visual de la zona correspondiente al pabellón del oído, el conducto auditivo externo así como de la membrana del tímpano. Su objetivo es descartar que la hipoacusia sea causada por algún tipo de obstrucción u otros agentes externos al oído.
Una primera exploración se hace utilizando un simple otoscopio de luz, que el audiólogo colocará en el canal auditivo para observar su condición. En caso de ser requerido, se puede hacer un examen más profundo con un videotoscopio, que incluye una fuente de luz fría y una cámara, la cual recoge imágenes detalladas del interior del oído.
3. Acumetría
Son pruebas relativamente simples, tanto de tipo cuantitativo o cualitativo, las cuales buscan determinar posibles lesiones y su ubicación. En muchos casos, para esto se utiliza un diapasón (instrumento de acero o aleación de magnesio, con un mango y dos ramas del mismo tamaño).
Cuando el diapasón se pone en movimiento, su vibración genera tonos en frecuencias determinadas. Con esto, se realizan varias pruebas, siendo las más comunes:
- Prueba de Weber: se busca comparar la audición mediante vía ósea de ambos oídos de forma simultánea. Para esto, se hace vibrar el diapasón sobre la nariz o el mentón del paciente.
- Prueba de Rinner: tiene como objetivo evaluar la audición vía área y ósea de cada oído, empleando el diapasón. En este caso, el instrumento se apoya sobre el hueso mastoides y se hace vibrar, a fin de que el paciente perciba el sonido.
4. Audiometría
Estas pruebas están referidas a la valoración de la capacidad para percibir los tonos puros que son de intensidad variable, incluyendo los de alta intensidad. Asimismo, se evalúan los umbrales en que la persona reconoce los sonidos asociados al habla.
Si requieres hacerte una evaluación auditiva, te recomiendo a los profesionales de Audifono.es, quienes te realizarán todas las pruebas necesarias con los equipos más modernos. Esto incluye las siguientes pruebas de audiometría:
Audiometría tonal
En esta prueba busca determinar la intensidad a la cual la persona percibe las frecuencias de sonido dentro del rango audible para el ser humano. Para esto se emplea un audiómetro, que es un dispositivo electrónico capaz de generar distintos tonos puros, por lo que el paciente se coloca en una cabina y percibe los sonidos mediante auriculares.
Además, se complementa con la audiometría de alta frecuencia, en la que se registran frecuencias por encima de los 8.000 Hz. Se busca valorar posibles distorsiones para percibir los sonidos así como ubicar zonas lesionadas dentro del oído.
Audiometría verbal o Logoaudiometría
Con esta prueba se determina la capacidad de la persona para entender el habla a distintas frecuencias. Para esto, se le presentan al paciente una serie de palabras en diferentes intensidades a fin de medir la inteligibilidad de los fonemas, lo cual ayuda a determinar su audición social.
5. Impedanciometría
Son pruebas que buscan medir la resistencia que presentan las distintas estructuras del oído medio al momento que incide el sonido proveniente del oído externo. De esta manera, el especialista puede conocer la presión, así como la actividad de los tres huesecillos y la membrana del tímpano.
Estas pruebas se realizan en varias fases, y se considera un complemento a la audiometría, siendo las más comunes:
Timpanometría
Se evalúa la distensión de todo el sistema timpanoosicular, cuya parte central es la caja del tímpano. Esto se hace determinando el reflejo de un eco acústico dentro del tímpano, el cual se emite mediante una sonda que se coloca en el canal auditivo externo.
Prueba de reflejo acústico
Se busca evaluar el reflejo estapedial (contracción del músculo del estribo cuando se somete a un sonido de alta frecuencia). Con esto, se logra conocer el umbral de audición del paciente y establecer la presencia de algunos tipos de hipoacusia.
6. Emisiones acústicas u otoemisiones
Las emisiones otacústicas son pequeñas vibraciones sonoras, generadas por la cóclea, debido a la contracción de las células ciliadas externas. Las mismas se pueden registrar mediante un micrófono y permite comprobar si la cóclea tiene capacidad para sintonizar los sonidos.
Se utiliza para determinar si en adultos que presentan hipoacusia neurosensorial, la causa viene dada por vías neuronales o a nivel coclear. Asimismo, se utiliza en niños para la detección temprano de pérdida de audición.
7. Acufenometría
Un problema auditivo frecuente es la presencia de acúfenos, que son sonidos que percibe la persona dentro del oído. Para determinar el tinnitus, se usa una prueba en la que se emiten distintos pitidos, que buscan igualar los sonidos del acúfeno en intensidad y frecuencia.
Cuando se identifica el tipo de sonido así como el grado de molestia que causa a la persona, es posible buscar soluciones que contribuyan a mejorar la incomodidad. Por ejemplo, enmascarar el sonido provocado por el tinnitus, con un volumen de ruido adecuado.