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¿Cómo abrigar correctamente a los niños en invierno?

Buzos de bebé, gorros y manoplas o pololos. Estas son solo algunas de las prendas que utilizamos en invierno para proteger a nuestros hijos del frío. Sin embargo, antes de abrigarles es importante considerar algunos aspectos como su comodidad, la transpiración de la ropa o la temperatura exterior a la que van a estar sometidos.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que los niños no tienen por qué tener más frío que los adultos. Es verdad que tienen más riesgo al no ser conscientes de la temperatura real, pero no por abrigarles más conseguiremos que no se resfríen o se pongan malos.

La única excepción son los recién nacidos, ya que su sistema de respuesta neurovascular no está desarrollado al completo lo que impide regular su temperatura como ocurre en un niño o un adulto. Además, no realizan ningún tipo de actividad física y tampoco pueden comunicarse cuando sienten frío, a excepción de con el llanto. Una buena forma de saber si están calientes o no es tocarles el pecho, las manos y los pies.

Entonces, ¿cómo podemos abrigar a nuestros pequeños de forma correcta?

Los expertos recomiendan vestir a los niños con el sistema de capas. Es mejor que lleven varias de tipo ligero a solo 2 gruesas. De esta forma podremos adaptar más fácilmente su vestimenta a la temperatura ambiente, y si el mismo se quita alguna prenda, siempre tendrá otra que le proteja.

En el caso de los bebés, los buzos son una de las mejores opciones porque además de protegerle, debido a su forma y sistema de cierre, evitan que el niño se destape solo. Existen de muchos tipos: de algodón, de felpa, de pelo, acolchados, con capucha o sin capucha, con manoplas… Desde Bayón, tienda de ropa de bebés online con más de 60 años de experiencia, recomiendan que el buzo “quede algo holgado” para que el bebé tenga total movilidad.

A la hora de vestir a nuestros hijos también hay que tener en cuenta que hay zonas del cuerpo más sensibles al frío que otras. Es el caso de las manos, los pies y los oídos, a los que hay que proteger con prendas específicas como orejeras o gorro, guantes o calcetines gordos.

Por último, la temperatura a la hora de dormir también es importante para los más pequeños. Para los recién nacidos, lo recomendable es que en la habitación o estancia no se superen los 24 grados. En el caso de los niños es importante que vista un pijama acorde a lo caldeado que se encuentre el ambiente. Recordemos que un exceso de abrigo unido a la colcha o edredón puede hacer sudar al niño, lo que además de incomodarle e impedirle conciliar el sueño, puede conllevar que se destape y acabe quedándose frío.