La hipertensión arterial es una enfermedad que afecta a unos 11 millones de persona en España, según la Organización Mundial de la Salud. Nuestro país se sitúa en un riesgo medio en cuanto a la prevalencia de la dolencia a nivel mundial, aunque la realidad es que sigue siendo un amplio espectro de la población el que convive en riesgo con esta situación.
La Sociedad Española de Cardiología, a través de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca, afirma que la hipertensión arterial (HTA) es el factor de riesgo cardiovascular más prevalente. A nivel mundial, esta enfermedad causa cada año 7,5 millones de muertes.
Un importante riesgo que acelera la aparición de la HTA es la edad, de ahí que sea tan amplia su presencia a nivel poblacional. A partir de los 60 años, el 65% de las personas sufren esta dolencia.
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¿Qué es la hipertensión arterial?
Un gran problema de la HTA es que puede pasar inadvertida por la dificultad para reconocer sus síntomas. De hecho, en muchas ocasiones no se visibiliza hasta que no se aprecia una enfermedad asociada.
La hipertensión arterial se caracteriza por el aumento de presión en el interior de los vasos sanguíneos. Esto conduce a un daño cada vez más peligroso de las arterias que acaba extendiéndose a otras enfermedades cardiovasculares, como el ictus, el infarto de miocardio o la insuficiencia cardíaca. Asimismo, también puede provocar daños renales y problemas en la retina.
Existen cuatro vías principales en las que puede afectar la HTA a la salud. Dos de ellas son el daño ocular y el renal, las otras dos están vinculadas al sistema cardiovascular: la pérdida de elasticidad de las arterias y la hipertrofia y dilatación del corazón.
La HTA obliga al corazón a trabajar a mayor intensidad y esto promueve un aumento del grosor en el corazón, la hipertrofia. En fases severas de hipertensión, además de este aumento, hay una dilatación que impide el flujo sanguíneo adecuado.
¿Cuáles son las causas más comunes de la hipertensión arterial?
La HTA está presente en el 35% de los adultos en España, pero cuando se superan los 65 años este porcentaje se duplica. La dolencia se produce cuando hay un exceso de presión en los vasos sanguíneos.
Las causas más frecuentes de este problema son muy variadas. La primera es la edad, y es un proceso natural, el de envejecimiento. A medida que pasan los años aumenta el riesgo de hipertensión, sobre todo la presión arterial sistólica, que es la alta. A su vez, también desciende la diastólica, la mínima.
Otro agravante de esta enfermedad es la obesidad. Existe una relación directa entre el peso de una persona y la presión arterial. Niveles de azúcar altos, obesidad abdominal y elevado índice de triglicéridos y colesterol son agentes que elevan las opciones de sufrir esta dolencia.
A menudo, la HTA aparece como consecuencia de estilos de vida poco saludables. Esto lleva también al sobrepeso. Por ejemplo, una dieta rica en sal y baja en sodio y potasio que se sume a la falta de actividad física periódica, el estrés y el consumo de alcohol y tabaco agravan todas las situaciones.
Todas estas situaciones provocan la llamada hipertensión primaria o esencial, en la que se desconoce la verdadera causa de la presión arterial alta. El 95% de todos los casos de HTA son de este tipo.
Los restantes se producen por la hipertensión secundaria, que suelen ser causados por trastornos renales, reacciones adversas a medicamentos, tumores en las glándulas suprarrenales o la pituitaria o alteraciones de las glándulas paratiroides.
¿Cómo controlar los episodios de hipertensión?
La HTA se modera mediante fármacos que deben ser prescritos por profesionales médicos. No obstante, adquirir rutinas saludables es otra práctica muy necesaria para mantener a raya esta dolencia. Así, promover situaciones que eviten el estrés crónico ayuda en gran medida a alcanzar niveles moderados de tensión arterial.
Y ocurre algo similar con la alimentación y el ejercicio, cuanto más equilibrada sea la dieta y esta se combine con ejercicio físico periódico de intensidad moderada, menos opciones habrá de padecer HTA.
Otra práctica deseable es la revisión de la presión arterial en casa, para verificar si el tratamiento o las condiciones de vida son adecuados para controlar esta afección. Asegúrate de llevar un control de la tensión arterial constante con un tensiómetro de brazo o muñeca. Los Tensiometros Veroval son ideales para esto porque son sencillos de utilizar y muy precisos en sus mediciones.
No olvides llevar el medidor contigo a la consulta médica de manera periódica, basta una vez al año, para verificar su presión. Y aunque las instrucciones de uso son bastante intuitivas, pregunta al doctor cómo se usan estos aparatos.
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