En España consumimos cerca de 3.200 millones de leche y alrededor de 1.600 millones de kilos de derivados lácteos cada año, según datos publicados por la Organización Interprofesional Láctea (INLAC).
Los productos lácteos son fundamentales en cualquier dieta saludable, con un alto contenido en nutrientes y un excelente balance de grasas, proteínas y carbohidratos, además de minerales y vitaminas esenciales. Los expertos en nutrición recomiendan consumir de dos a tres raciones diarias de lácteos, con especial importancia en la infancia y la adolescencia.
Pero ¿qué ocurre con los consumidores alérgicos e intolerantes? ¿Dónde podemos comprar productos sin lactosa? Además de las opciones tradicionales, hoy los lineales de los supermercados cuentan con muchas alternativas para que alérgicos e intolerantes no tengan que renunciar a sus múltiples beneficios nutricionales.
Índice
Productos lácteos para alérgicos e intolerantes
Los productos lácteos elaborados con leche de mamífero y sus derivados, como la nata o la mantequilla, están totalmente prohibidos para los intolerantes a la lactosa. Sin embargo, conscientes de la importancia de este colectivo como oportunidad de mercado, los principales fabricantes de productos lácteos llevan décadas trabajando para desarrollar alternativas sin lactosa, aptas para alérgicos e intolerantes. Hoy resulta sencillo comprar productos sin lactosa en cualquier supermercado, si bien su precio sigue siendo más elevado que el de los lácteos tradicionales.
Los productos sin lactosa se fabrican añadiendo lactasa a la leche de forma artificial, para conseguir que la lactosa se desdoble en glucosa y galactosa, que los intolerantes y alérgicos pueden digerir sin problemas. La primera leche sin lactosa se lanzó en España en 2006 y desde entonces, el catálogo de productos sin lactosa ha crecido mucho, ampliándose a otros productos como yogures, quesos y postres. A continuación, repasamos para ti las principales categorías de productos lácteos que puedes encontrar hoy en el mercado:
· Leche líquida
La leche líquida es el producto lácteo más consumido, elaborado y comercializado, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Dentro de esta categoría se incluyen variantes como la leche pasteurizada, la desnatada, de larga conservación o leche enriquecida. Además de la leche líquida, también podemos encontrar leche en polvo o evaporada, en las que la leche es sometida a un proceso de deshidratación, total o parcial.
Los españoles bebemos alrededor de 3.200 litros de leche cada año, según datos publicados por INLAC. La variedad más consumida es la leche semidesnatada, con una cuota de mercado del 43%. El consumo de lácteos es básico para una nutrición equilibrada en cualquier etapa de la vida, sobre todo en etapas como la infancia, la adolescencia o el embarazo, así como para prevenir enfermedades como la osteoporosis, con especial incidencia entre las mujeres.
Además, los principales fabricantes del sector incluyen también en su catálogo variedades para aquellos que necesitan comprar leche sin lactosa, como la que puedes encontrar en el super online Condisline. Dentro de esta categoría, no solo podrás elegir entre leche entera, semidesnatada o desnatada, también se incluyen bebidas vegetales elaboradas con leche de soja, de avena, de almendras o leches estériles o leches infantiles.
· Quesos
El queso se elabora coagulando la caseína, principal proteína de la leche, añadiendo cuajo o algún aditivo similar. En el mundo podemos encontrar miles de variedades de quesos: duros, blandos, madurados… La gastronomía española supone un ejemplo excelente para ilustrar la diversidad del mundo del queso, con opciones para todos los gustos, desde el queso fresco típico de Burgos hasta quesos con carácter, como el Cabrales asturiano o el queso picón, o el incomparable queso manchego, de prestigio internacional.
Aunque resulta un alimento delicioso para degustarlo tal cual, el queso también es un ingrediente clave en infinidad de recetas, por lo que siempre deberíamos contar con él en la cocina. El queso rallado, por ejemplo, es ideal para preparar pizzas o recetas de pasta, y el queso fresco se utiliza mucho en repostería. Aunque los quesos de elaboración tradicional sigan estando vedados para los intolerantes a la lactosa, el sector también cuenta con alternativas sin lactosa, con quesos frescos y de untar, rallados y en lonchas.
· Natas y mantequillas
Estos productos lácteos poseen un contenido graso más elevado, por lo que siempre deben consumirse con moderación. La mantequilla es la opción más consumida entre los españoles, pero en países asiáticos también encontramos alternativas como el guee, mantequilla clarificada que puede conservarse hasta dos años.
Para que alérgicos e intolerantes no tengan que renunciar al placer de unas tostadas con mantequilla y mermelada a la hora del desayuno, compañías como Central Lechera Asturiana ofrecen mantequilla sin lactosa, reinventando la receta tradicional. En los lineales de cualquier supermercado también encontraremos natas sin lactosa, ideales para darle un toque cremoso a cualquier salsa o conseguir bizcochos más esponjosos.
· Yogures y postres lácteos
Esta categoría ha crecido enormemente en los últimos años, innovando con muchas variedades más allá del yogur tradicional. Los yogures y leches fermentadas representan alrededor de un 53% del consumo de derivados lácteos en los hogares españoles, según datos de INLAC. Hoy podemos elegir entre yogures naturales o con frutas, desnatados, yogur griego, para beber, natillas, cuajadas… También puedes comprar yogures infantiles como Mi Primer Danone, especialmente formulados para los más pequeños de la casa, con leche de continuación y frutas. Si necesitas regular tu tránsito intestinal, comprar Actimel o cualquier otro yogur con L-Casei o Bífidus Activo resulta una excelente opción para ayudar a tu digestión.
¿Y para los consumidores que necesitan comprar yogures sin lactosa? La oferta actual de este tipo de productos también es amplia, desde variedades naturales o con fruta hasta yogures y bebidas vegetales, elaboradas fundamentalmente con leche de soja, una excelente alternativa a la leche de vaca. La leche de soja, por ejemplo, carece de colesterol y es rica en ácidos grasos polisaturados, con un contenido graso menor que la leche de vaca.
Como ves, la oferta actual incluye muchas alternativas para que aquellos que necesitan comprar productos sin lactosa puedan disfrutar de todos los beneficios que aportan los productos lácteos. Unos ingredientes básicos de la dieta mediterránea, imprescindibles para una alimentación saludable y equilibrada. ¿Te animas a probarlos?