Recibir un diagnóstico de cáncer puede ser un golpe duro, pero no estás sola. Miles de mujeres han pasado por lo mismo y han salido adelante gracias a los avances médicos y a la adopción de hábitos de vida saludables como el ejercicio. Numerosos estudios científicos han demostrado que el ejercicio regular puede reducir significativamente el riesgo de recurrencia del cáncer de mama y mejorar la calidad de vida de las pacientes.
Sí, ¡has leído bien! Mover tu cuerpo puede ser tu mejor aliado en esta lucha, proporcionándote la fuerza, energía y autoconfianza que necesitas para vencer al cáncer.
En este artículo, te mostraremos cómo el ejercicio puede ser tu mejor aliado en la lucha contra el cáncer de mama, reduciendo el riesgo de recurrencia y mejorando tu calidad de vida.
Índice
Beneficios del ejercicio físico para el Cáncer de Mama
Vivir con cáncer de mama supone un importante desafío, pero existen herramientas que pueden ayudarte a sentirte más fuerte y afrontar más confianza y energía el tratamiento. Una de ellas es el ejercicio físico.
Más allá de fortalecer los músculos, la actividad física ofrece una serie de beneficios que pueden mejorar significativamente tu calidad de vida. Diversos estudios científicos han demostrado que hacer ejercicio regularmente ayuda a:
Prevenir que el cáncer vuelva:
El ejercicio juega un papel crucial en la prevención de la reaparición del cáncer. Ayuda a regular las hormonas y a reducir la inflamación, dos factores clave en el riesgo de recurrencia. Por lo tanto, si haces ejercicio físico adaptado y regularmente disminuye el riesgo de que el cáncer reaparezca.
Mejorar tu día a día:
Si estás en tratamiento, el ejercicio te ayudará a sentirte menos cansada y más motivada ya que ayuda a reducir la fatiga, eleva tu estado de ánimo, mejora el sueño y fortalece el sistema inmunológico, contribuyendo a una recuperación más rápida y completa.
Realizar ejercicio regularmente ayuda a fortalecer tanto los huesos como los músculos. Los ejercicios de fortalecimiento, como levantar pesas ligeras o hacer ejercicios con bandas elásticas, son especialmente beneficiosos para aumentar la densidad ósea y muscular, previniendo así la osteoporosis, un riesgo común tras el tratamiento oncológico.
También mejora el equilibrio y la funcionalidad física en general.
Además, te ayudará a mantener un peso saludable, lo cual es fundamental para mejorar la tolerancia a los tratamientos y reducir la incidencia de posibles efectos adversos. Se ha demostrado que el exceso de peso puede afectar la eficacia de los tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia y aumentar el riesgo de efectos secundarios graves.
Por ello, las mujeres con sobrepeso u obesidad pueden enfrentar más complicaciones durante el tratamiento del cáncer.
Mantener un peso saludable, junto con una dieta equilibrada y ejercicio regular, puede ayudar a reducir la fatiga, que es un síntoma común durante y después del tratamiento del cáncer, y aumentar los niveles de energía.
Aumenta tu autoestima y confianza:
La actividad física te hará sentirte más fuerte y con más energía para enfrentar tu rutina diaria. También te ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, incrementando tu confianza en ti misma
La liberación de endorfinas durante el ejercicio contribuye a un mejor estado de ánimo y bienestar emocional que ayuda a combatir la ansiedad y la depresión, tan comunes durante y después del tratamiento.
Sentirte más fuerte y en forma te hará sentir más segura y positiva.
Te conecta con otras personas:
Unirse a grupos de apoyo o clases de ejercicio diseñadas específicamente a pacientes con cáncer o supervivientes de cáncer puede ser una excelente manera de encontrar motivación, compartir consejos y crear amistades duraderas, proporcionándote una red de apoyo y una sensación de comunidad que te será de gran ayuda.
Los beneficios del ejercicio físico para las mujeres con cáncer de mama van más allá de lo físico. Pero recuerda que cada mujer paciente con cáncer de mama como cada mujer es única, y lo que funciona para una puede no funcionar para otra.
Por ello, a continuación vamos a enumerar algunos consejos prácticos para incorporar el ejercicio físico en la rutina diaria de mujeres con cáncer de mama.
Consejos para incorporar el ejercicio a tu rutina:
Incorporar el ejercicio físico a tu rutina después de un diagnóstico de cáncer de mama puede parecer abrumador al principio, pero los beneficios son innegables. Recuerda que cada paso, por pequeño que sea, te acerca a una mejor versión de ti misma.
- Acepta el apoyo de tus seres queridos, de profesionales de la salud y de otras mujeres que han pasado por experiencias similares y toma nota de estos consejos:
- Consulta a tu médico: Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, es fundamental hablar con tu médico. Él o ella te dirán qué tipo de actividad física es segura para ti en tu etapa del tratamiento.
- Busca un profesional: Un fisioterapeuta o entrenador especializado en oncología puede diseñar un plan de entrenamiento personalizado que se adapte a tus necesidades y limitaciones físicas.
- Comienza poco a poco: No te exijas demasiado al principio. La clave está en la constancia. Empieza con sesiones cortas y de baja intensidad, y aumenta gradualmente la duración y la dificultad.
- Encuentra un compañero de entrenamiento: Hacer ejercicio con alguien más puede ser muy motivador y divertido. ¡Busca a una amiga, familiar o únete a un grupo de apoyo!
- Escucha a tu cuerpo: Si sientes dolor, descansa. Es importante que escuches las señales de tu cuerpo y no te excedas.
- Varía las actividades: Para evitar el aburrimiento, prueba diferentes tipos de ejercicio como caminar, nadar, yoga o pilates.
- Celebra tus logros: ¡Cada pequeño paso cuenta! Reconoce tus avances y no olvides recompensarte por tus esfuerzos.
Pero el ejercicio no solo es beneficioso para las mujeres que ya han sido diagnosticadas con cáncer de mama, sino también para aquellas que desean prevenirlo. Adoptar un estilo de vida activo y saludable es una de las mejores formas de reducir el riesgo de desarrollar cáncer.
¿Estás lista para dar el primer paso? Recuerda que cada pequeño logro es un gran paso hacia la salud que mereces.