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Conoce más acerca de la hematología y los hematólogos

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A veces, una prueba tan común y aparentemente sencilla como un análisis de sangre o hemograma puede salvar vidas ya que nos permite ver el estado de tres grandes grupos:

La denominada “serie roja”. Es decir, los glóbulos rojos. Cuántos hay, su porcentaje y composición.

El segundo gran grupo es la denominada «serie blanca», la referente a nuestras células de defensa, los leucocitos o glóbulos blancos, cuántos tenemos y cómo están subdivididos.

Y en tercer lugar vamos a ver las plaquetas, su número y proporción.

En función de los resultados obtenidos, puede que necesitemos acudir a la consulta de un médico especialista en hematología o hematólogo. Por ello, dado que existe mucha confusión al respecto, en este artículo vamos a explicarte qué es y para qué sirve la hematología o qué enfermedades tratan los hematólogos.

Qué es la hematología

La hematología es la especialidad que estudia las enfermedades de la sangre y los órganos relacionados que participan en su producción como: la médula ósea, los ganglios linfáticos o el bazo. 

Su nombre deriva de las palabras griegas «haimato», que quiere decir ‘sangre’, y «logía», que quiere decir estudio, tratado o ciencia.

¿Y la hemoterapia?

En cuanto a la hemoterapia sería la modalidad terapéutica basada en la sangre y los productos derivados de ella como las plaquetas y el plasma sanguíneo.

Podríamos definir a un hematólogo como el especialista encargado del estudio de la sangre y sus componentes (glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas) así como de los factores de coagulación y sus posibles alteraciones o trastornos.

Desde el diagnóstico hasta los tratamientos más sofisticados los hematólogos buscan curar las enfermedades de la sangre y la médula ósea, tanto benignas como malignas como los trastornos de coagulación y algunas enfermedades que tienen su origen en el sistema inmunológico. 

En primer lugar, a nivel clínico, los hematólogos desempeñan un papel esencial en el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades hematológicas.

Es decir, aquellas que afectan a la producción de sangre y sus componentes. Estos son, entre otros: los glóbulos rojos, los glóbulos blancos, la hemoglobina y las plaquetas.

Las enfermedades más frecuentes que diagnostican y tratan los hematólogos son:

La anemia 

Una de las principales causas de consulta con el hematólogo es la anemia, la cual se caracteriza por tener niveles bajos de glóbulos rojos o de hematíes. También porque éstos no contienen suficiente hemoglobina.

La hemoglobina es la proteína encargada de transportar el oxígeno. Cuando existen niveles bajos de hemoglobina nuestras células no se nutren adecuadamente. De ahí que dos de los principales síntomas asociados a la anemia sean la sensación de cansancio y pesadez.

La hemofilia. 

Se trata de una enfermedad de origen genético que se caracteriza por  la dificultad de la sangre para coagularse adecuadamente.

La poliglobulia o policitemia 

Conocida popularmente como “sangre espesa” se trata de una enfermedad hematológica causada por un exceso en la producción de glóbulos rojos asociada a en muchos casos a factores de riesgo como el tabaquismo o la obesidad. 

También, los hematólogos son los encargados del tratamiento de trastornos hemorrágicos y al estudio de problemas que tienen que ver con coágulos o la formación de trombos, entre otros trastornos y patologías.

Si bien, la hematología también se ocupa de los cánceres hematológicos como la leucemia, enfermedad que afecta a las células de la médula ósea y de la sangre; los linfomas, un grupo de enfermedades que se origina en el sistema linfático; la aplasia medular, una enfermedad que afecta a la médula ósea haciendo que esta deje de producir hemoglobina, glóbulos blancos y plaquetas; o el mieloma, un cáncer de células plasmáticas que son un tipo de glóbulos blancos.

Por otro lado, otra rama de la hematología es la investigación, el trabajo en laboratorio. Los hematólogos son los responsables de hacer estudios moleculares empleando técnicas como la citometría de flujo, analizar células, etc.

Por último, la gestión de la coordinación y control de los bancos o depósitos de sangre también son otra de las tareas y funciones de un hematólogo.

A menudo muchos pacientes llegan con temor a la consulta de un hematólogo pensando que el diagnóstico de este va a dirigirse hacia algún tipo de las diferentes enfermedades malignas que afectan a la sangre, la médula ósea y los ganglios linfáticos. Si bien, en la mayoría de casos se trata de enfermedades benignas.
En todos los casos el hematólogo será el encargado de decidir el tratamiento más indicado para cada caso particular, encargándose no sólo de hacer un seguimiento integral sino de «educar» al paciente, y si es necesario como en el caso de los niños a su familia, sobre la mejor forma de abordar la enfermedad.